Callada y siempre oscura, nadie puede ver a través de ti,
Ni lo que sientes o piensas, lo que eres,
Lo que está detrás de ese escudo de sombras
Que cubre tu cuerpo desnudo y hambriento de estrellas.
Con esa luz tenue de tu luna que cierra nuestros ojos
Hasta que de sueño caemos en trance a tus encantos.
Es entonces cuando te conviertes en magia, llena de celos y amargura,
Nos robas y te adueñas de nuestros cuerpos sin vergüenza alguna
Para seducir nuestros sueños con historias que nunca habremos de recordar
Mientras rezas a tus adentros que nadie nunca pueda despertar.
Permaneces entonces en tu profunda eternidad silenciosa e inmaculada
Hasta que aparecen los nuevos albores de la madrugada
Y te devuelven a tu mundo de misterio
Donde estas tú, solo tú, sola con tu alma, tu luna y tu recuerdo.
lunes, 18 de mayo de 2009
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