Yaces en
la sombra, en la sutil penumbra,
Como recuerdo
que no alumbra pero toca con dulzura.
Eres la
fantasía de mi traición, mi locura encarnada,
La
tentación que mi labio extiende a tu regazo.
Pero de
ti sólo tengo tus retazos, el boceto de tu amor,
Y con
gusto los guardo, con emoción clandestina.
Porque
sé que no me puedes dar mucho, que no eres mía.
Y sé,
más aún, que nada puedo yo a ti darte.
Pero la
intención de tu cariño me llena el alma y la entibia
Y la
sonrisa en su esbozo guardo con recelo y arte.
Así como
sé también que tú guardas mi cariño en tu cuerpo
Y
deslizas la caricia de mi mirada como dedos en tu cuello.
No nos
hace falta más amor que el que no nos damos,
Aunque
sea en la muda imaginación, en el sigilo franco.
Yo acaricio
tu suspiro en el silencio y en él te guardo,
Sólo dame
la intención de cariño en tu sonrisa; yo te seguiré callando.
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